El presbítero Eduardo Pérez dal Lago es el presidente y fundador de la Fundación Santa Faz cuyo objetivo es ofrecer los medios para cultivar la belleza de Dios expresada en la cultura. Está integrada por catorce jóvenes que viven en el pensionado, setenta alumnos del profesorado de arte y los integrantes de la comisión directiva, quienes llevan adelante la obra.

La fundación está formada por dos residencias universitarias situadas en la ciudad de Buenos Aires, una casa en San Isidro, lugar de encuentro y retiro, réplica de la casa de la Virgen en Éfeso, y la administración del Profesorado en Artes Visuales Beato Angélico, fundado por fray Guillermo Boutler, donde se dictan las carreras de dibujo, pintura, escultura y grabado.

La Santa Faz es el rostro de Jesús, el compendio de la belleza de Dios

Su nombre proviene del concepto de que el rostro «es el centro de la expresividad sacramental del misterio del hombre, es un símbolo natural en el que ‘leemos’ a los otros, es el gran instrumento de comunicación interpersonal, en muchas oportunidades superior incluso a la palabra, que es fácilmente manipulable». La Santa Faz es el rostro de Jesús, el compendio de la belleza de Dios que se muestra en Jesús, que no se expresa solo en su rostro físico, sino también en su palabra, en sus actos y en sus gestos.

Los orígenes de la Fundación Santa Faz

Tras una inquietud del padre Eduardo por el estudio de la iconografía y el barroco americano, en sus ramas curqueño y jesuítico-guaraní (pilares de la cultura cristiana en nuestro territorio), en 1996 nace la escuela-taller de iconografía bizantina El Mandylion, en la casa de retiros de las Hermanas Esclavas del Sagrado Corazón, de Recoleta. Este fue el principio y la piedra fundamental de lo que luego sería la Fundación Santa Faz.

En 2011, con una generosa donación, adquirieron la primera casa que, luego de varias tareas de refacción y restauración, en 2014 se convierte en la sede de la Fundación Santa Faz y primera residencia, comenzando a recibir a jóvenes del interior que no podían solventar sus estudios universitarios.

«Los chicos sienten afinidad con la propuesta y los valores que se viven»

En el edificio situado en el barrio porteño de Constitución, coexisten la Escuela de Arte Sacro y el pensionado. Hay una biblioteca de cinco mil volúmenes especializada en filosofía, teología y arte, con un antiquariato de libros de mas de 100 años, un aula destinada al estudio de instrumentos musicales y una capilla, donde se venera el icono de la Santa Faz de Jesús.

Luego se abrió la segunda residencia universitaria, el Hogar San José. Hoy viven allí catorce chicos de distintas nacionalidades, entre ellos venezolanos, ecuatorianos, peruanos, paraguayos y salvadoreños, además de argentinos. El pensionado está subvencionado, los jóvenes pagan solo el mantenimiento, aunque algunos reciben becas enteras o medias becas, dependiendo del caso.

Testimonio en primera persona

Iglesia Millennial conversó con el presbítero Eduardo dal Lago, quien ahondó en la historia de la fundación y la relación con los jóvenes que habitan en la casa. «Los chicos que vienen sienten afinidad con la propuesta y los valores que se viven», comentó el padre. Cada postulante debe tener una entrevista con él y otra con el director de la casa, José Reyes González, quien evalúa el plan de estudios que proponen los chicos.

La fundación apoya, contiene e incentiva a quienes sienten el llamado de estudiar una carrera con orientación al desarrollo cultural

«Intentamos conseguirle trabajo remunerado a los chicos que quieran, para que puedan pagar los materiales de estudio que les exige la carrera. Si hay algún estudiante de música y necesita un instrumento, buscamos conseguirlo y, a su vez, brindarle un espacio para que pueda empezar a dar clases y generarse un ingreso personal», relató el padre.

La fundación apoya, contiene e incentiva a quienes sienten el llamado de estudiar una carrera con orientación al desarrollo cultural y, además, los ayuda a perseverar en el camino. Una vez al mes, se invita a una persona que trabaje en el campo de la cultura (productores cinematográficos, músicos, profesores de teología, entre otros) para transmitir a los jóvenes su experiencia y mostrarles que pueden vivir de lo que aman, integrando su fe y sus valores.

El padre Pérez dal Lago afirmó que “la gran pérdida que ha tenido la Iglesia en el mundo es la cultura». En cambio, «hay una visión materialista de la cultura, lo único que vale es el dinero, la cultura es consumista, individualista y de muerte. Por eso, apelamos a la belleza, porque es algo con lo que el hombre sigue vibrando».

“La belleza sigue conmoviendo: lo vimos con el incendio de la catedral de Notre Dame, el monumento mas visitado en Francia, una multitud de personas mostraron un sentimiento de dolor frente a una belleza perdida, pero es una belleza religiosa», advirtió el sacerdote.

«La gran pérdida que ha tenido la Iglesia en el mundo es la cultura. Pero con la belleza, el hombre sigue vibrando»

El padre Eduardo confesó que, a futuro, le gustaría que la fundación llegue a ser una universidad, «que tenga enseñanza pero también investigación. Que un sector se transforme en un centro cultural con teatro y sala de exposiciones, porque esto es lo que permite la divulgación».

Entender cómo se transmite el amor de Dios por medio del arte en todo en su esplendor y formar una comunidad que viva este ideal, es la tarea principal de la Fundación Santa Faz. Velan para que cada persona pueda cumplir su misión en la vida, ya sea publicar un libro, divulgar su obra de arte, o cualquier tipo de expresión artística.

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