Navidad es una fecha donde la familia y los amigos nos reunimos alegremente en la mesa a compartir la cena y el brindis navideño. Sin embargo, hay muchas personas que sufren la soledad de una noche oscura y pesimista. Esas noches de desolación son las que el movimiento católico Schoenstatt, de la ciudad de La Plata, pretende cambiar cada año al organizar la Navidad Solidaria.

«Llevarles alegría, escucha y fraternidad, buscando un encuentro genuino y sincero»

¿En qué consiste? Los jóvenes de la arquidiócesis platense, luego de celebrar con sus familias la Nochebuena, se encuentran en el santuario de Schoenstatt para salir a recorrer diferentes puntos de la ciudad con golosinas navideñas, pequeños pesebres y estampitas, buscando a las personas que están pasando la noche solos. Además de las personas en situación de calle, encuentran guardias de seguridad, personal de hospitales, comisarías y farmacias, empleados de quioscos, estaciones de servicio, los bomberos de guardia y más personas.

El propósito es llevarles alegría, escucha y fraternidad, buscando un encuentro genuino y sincero, sin forzar el vínculo. La misión es esa: transformar aquella sensación de Navidad pesimista en el verdadero sentido de la Navidad. A veces el sentido de la Navidad se tapa con otros planes, pero la Navidad Solidaria resignifica el sentido cristiano: así como Dios se solidarizó naciendo en Jesús, los voluntarios dan ese paso hacia el otro para compartir la alegría. Hay personas que también viven la Navidad Solidaria desde el santuario, permaneciendo en adoración, rezando por los frutos de la misión.

“La primera Navidad Solidaria empezó en 2001. Unos días antes había habido una crisis muy grande, hubo muertos en Buenos Aires y en distintos lugares del país. Pero a alguien se le ocurrió mostrar que la Navidad era algo distinto a lo que estaba pasando”, cuenta Esteban, miembro activo de la comunidad de Schoenstatt, y uno de los organizadores actuales de las Navidades Solidarias. Desde ese año, se realizó ininterrumpidamente hasta la actualidad.

«Resignificar el sentido cristiano de la Navidad»

Este año, unos cien jóvenes participaron de la Navidad Solidaria. Maximiliano Giannotta, con una sonrisa, comparte: “Viví una Navidad diferente. Me encontré con personas que necesitaban compañía en un momento familiar como es la Navidad. Con los chicos con los que compartí grupo pudimos acompañar, hablar y hacer reír a todas las personas que encontramos y ahí me di cuenta que con un pequeño gesto le podés cambiar el día a una persona que por ahí estaba triste porque se sentía sola en ese día festivo. Pudimos dar a conocer el mensaje de Cristo a los demás y pudimos encontrar a Cristo en los demás. Fue una experiencia muy linda que me gustaría vivir cada año que se realice”.

El sacerdote a cargo de la juventud de Schoenstatt, presbítero José María Iturrería, participa de las Navidades Solidarias desde sus comienzos, cuando aun formaba parte de la Juventud Masculina: “Salimos a transmitir un mensaje de esperanza, de que existe un futuro posible, de que no todo está perdido, de que puede haber un mañana. Compartiendo un pan dulce, una estampita o un momento fraterno, aun en momentos de crisis, celebrando y alegres por el nacimiento de Jesús. Recuerdo parar micros y desconcertar a los chóferes porque en vez de pedirles el boleto, les dijimos “¡Feliz Navidad! Te queremos regalar un pan dulce y celebrar con vos”, relata.

«Salimos a transmitir un mensaje de esperanza: existe un futuro posible, puede haber un mañana«

En 2002 José María ingresó al seminario y, con los padres del Schoenstatt, estuvo viajando por Paraguay, Chile, Brasil y Alemania. Ya ordenado sacerdote, en 2016 regresó a su ciudad natal, al santuario del Schoenstatt. “Sabía que se seguían haciendo las Navidades Solidarias y fue para mí muy movilizador y hermoso volver a vivirlo como sacerdote después de tantos años y ver que había crecido: de los 20 universitarios, ahora había más de 180 jóvenes de diversas edades. Realmente el espíritu navideño se contagiaba, desde los jóvenes y entre los jóvenes. Que los chicos decidan invertir su tiempo de la noche y la madrugada en ser solidarios, es un signo maravilloso de que una juventud distinta puede vivir, alegrarse y celebrar Navidad de otra manera, compartiendo con aquel que no tiene a nadie. La Navidad es salir al encuentro del otro y compartir alegrías sencillas, y eso nos hace más felices”.

La noche culminó con una misa de acción de gracias presidida por el obispo auxiliar de La Plata, monseñor Alberto Bochatey OSA, dejando en manos de Dios cada encuentro vivido durante la misión.

Dios nos impulsa a la misión, a la aventura de ayudar, salvar o transformar las vidas. Él nos llama en el momento perfecto, sólo hay que estar atento y animarse a dar ese sí a su envío misionero sin frenarse por inseguridades, porque al misionero le basta con la gracia de Dios. A veces la Navidad nos evoca a mirar los asientos vacíos de la mesa, pero la Navidad Solidaria invita a salir de nosotros mismos para acompañar a esas personas en la presencia y en la oración. Esa es la misión: ser visita inesperada para renovar la alegría y la esperanza en el nacimiento del Salvador.

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