“Creo que veo a Nuestra Señora en la colina”, le suelta de repente Ivanka a su amiga Mirjana. Habían salido juntas a dar un paseo para charlar asuntos de jóvenes quinceañeras. Mirjana responde con una ironía nada disimulada: “¡Sí, seguro que es Ella! Ha venido a ver lo que estamos haciendo porque no tiene nada mejor que hacer”. Sin embargo, era cierto que a lo alto, entre las rocas y zarzas, notaron a una joven que llevaba un niño en sus brazos. Sucedió en la tarde del 24 de junio de 1981. Días después, aquella misma mujer se presentó a seis jóvenes como la «Reina de la Paz» y lo que parecía ser cosa de chicos en un pueblo desconocido se convirtió en una obra que trasciende fronteras y en una tierra de muchos frutos.
HISTORIA DE LAS APARICIONES
Medjugorje fue, por mucho tiempo, un simple pueblo ubicado en Bosnia Herzegovina (en ese entonces Yugoslavia) que se dedicaba a la actividad agrícola. La gente del lugar vivía su fe católica de forma sencilla. Se enseñaba con una piedad humilde y tenían mucho respeto por Dios y la Gospa, como llaman en croata a la Virgen María. Pero a partir del año 1981, Medjugorje pasó de ser un pueblo desolado a ser un lugar que muchos aspiran visitar.
En ese entonces, los seis videntes de Medjugorje tenían entre diez y diecisiete años. Algunos de ellos ya eran amigos, otros se conocieron recién cuando comenzaron las apariciones. Todos eran muy diferentes entre sí y no tenían una piedad que los destacara entre los otros niños del pueblo, eran jóvenes normales. Un día, los chicos, como sabían que cada uno tenía muchas debilidades, le preguntaron a la Madre por qué se aparecía a ellos. Ella respondió: “porque os necesito tal y como sois”.
Al tratarse de un pueblo pequeño, a pocos días de la primera aparición ya se movilizaban multitudes para ver lo que estaba ocurriendo, quizás por simple curiosidad. Las personas presentes pudieron notar cómo los videntes lograban subir en dos minutos y sin esfuerzo una colina que suele llevar 12 minutos de escalada.
«Fue verte sin miedo lo que me convenció de que estabas diciendo la verdad»
El fenómeno comenzaba a ser percibido como un escándalo para el gobierno comunista. Los videntes tuvieron que someterse a numerosos interrogatorios de la policía, inclusive Jakov, que era un niño de 10 años. No faltaban nunca las palabras violentas y las falsas acusaciones. Incluso, un día los llevaron a una morgue y a un hospital psiquiátrico para intimidarlos. Pero al examinarlos, un médico declaró que eran niños sanos y equilibrados.
A pesar de las constantes amenazas, ninguno de los videntes negó las apariciones y todos expresaron que veían diariamente a la Virgen María. Un ex oficial, años después de que hubiera caído el comunismo, tocó a la puerta de Mirjana para pedirle perdón. “Fue verte sin miedo lo que me convenció de que estabas diciendo la verdad”, confesó.
Los seis fueron sometidos a numerosos estudios científicos a lo largo de los años, inclusive en los momentos en los que entraban en éxtasis. El Dr. James Paul Pandarakalam, psiquiatra británico, especialista en fenómenos paranormales, descubrió que los ojos de los videntes convergen en el mismo punto en el momento de la aparición.





«HIJOS MÍOS, OS QUIERO TAL Y COMO SOIS»
“Tuve la gracia de conocer Medjugorje al mismo tiempo en que comenzaban las apariciones”, comenta María Carrera, quien junto a su marido Diego Martín hace años organiza peregrinaciones a ese pueblo. Ella conoció esta historia cuando era una adolescente, a partir de un video que le habían regalado a su abuela. “Cuando vi el éxtasis de los videntes, lo primero que me llamó la atención eran sus rostros, su sonrisa, su mirada. La belleza especial que reflejaban sus ojos”, expresa María. Ese video le cambió la vida porque le abrió una puerta que no se cerraría nunca más.
“Volví a acercarme a la Eucaristía”, confiesa María. “Cuando conocí Medjugorje me di cuenta de que ellos estaban en pleno comunismo y arriesgaban su vida para comulgar. Y yo tenía la Iglesia en frente y no estaba haciendo nada”, reconoce. María había recibido educación religiosa, pero cuenta que le habían enseñado “un Dios castigador” y “una fe de fariseos”, un cristianismo que era un mero cumplimiento de normas. “La Virgen en Medjugorje viene a enseñarnos una fe de corazón. Ella nos enseña a vivir todo con el corazón”, manifiesta.
«La Virgen en Medjugorje viene a enseñarnos una fe de corazón«
“Un mensaje de la Virgen que me llegó mucho en ese momento fue: ‘Hijos míos, os quiero tal y como sois’”, afirma María. Ella se quedó sorprendida al entender esto. “Qué increíble, la Virgen me quiere tal y como soy, aun cuando me alejé tanto de la Iglesia”, pensó. María había tenido una adolescencia difícil y había intentado tomar caminos que no la llenaban. “Todo eso malo que viví fue mi trampolín para decirle: ‘Madre acá estoy. Ya no puedo más, necesito de tu amor’. Con el amor de Ella me sentí totalmente protegida, cobijada y que ya no caminaba por la vida sola”, expresa con lágrimas en los ojos.
Años después, María viajó con su familia a Medjugorje para pedir por algo especial: la curación de su hija Rocío, que en ese entonces tenía 12 años y padecía una grave enfermedad. “Lucas, mi hijo menor con 8 años, agarró a Rocío, la llevó al Cristo Resucitado y le preguntó dónde tenía los riñones”, comenta María. El Cristo Resucitado es una estatua de bronce colocada en 1998 del cual brota agua de una de sus rodillas de forma inexplicable. Apenas regresaron de Medjugorje, el médico llamó a la familia para comunicarle que tenía una medicación para su hija. Tres meses después de ese viaje, Rocío estaba curada. Fundaron Peregrinos en la Fe y, desde entonces, ya llevan casi 50 peregrinaciones a Medjugorje donde se encargan de evangelizar y anunciar el mensaje de la Gospa a cada peregrino.
«Aceptar a María es aceptar el regalo que Dios nos hace«
Dulcinea Fernández, una joven del movimiento de la Palabra de Dios, viajó al santuario junto con su madre con Peregrinos en la Fe en el 2018. “Lo que más me impactó fue el testimonio de la gente del lugar, la sonrisa que tenían”, recuerda Dulcinea. La joven cuenta que no fue algo sobrenatural lo que le llenó el corazón, sino la totalidad de la experiencia allí. Las canciones sencillas en distintos idiomas, la fe del pueblo, la apertura de corazón y la presencia de María en todos los rincones fueron las cosas que se llevó de la peregrinación. “También me sorprendió la gracia de la confesión. Le dan mucha importancia a ese sacramento, tanto como la comunión”, asegura. En Medjugorje, todos los días numerosos sacerdotes se encuentran confesando en distintos idiomas. “Es increíble la cantidad de gente que va a Medjugorje solo por ir y, a partir de una confesión, empieza su camino de conversión”, comenta.
El padre Alejandro Pavoni, perteneciente al equipo de Iglesia Millennial, tuvo su acercamiento a la fe en Medjugorje. Tenía 18 años y había ido con su familia a Europa. Hasta entonces, Alejandro no era católico practicante. Sin embargo, justo en ese pueblito se encontró con una sorpresa. El jueves santo, durante la adoración eucarística en el templo de Medjugorje, no sabe cómo ni por qué, le entregó su vida a la Virgen. “Decidí que cada segundo de mi vida iba a ser para Ella”, expresa el sacerdote. “Cuando volví de esa peregrinación pensaba: ‘Tengo una paz interior que no me la puede quitar nadie.’ Me encontré con un tesoro, con el Evangelio”, afirma. Cuatro años después, se dio cuenta de que Dios lo estaba llamando al sacerdocio. A pesar de que con el tiempo fue encontrando otras advocaciones marianas, como la Virgen de Huachana que él califica como “el Medjugorje Criollo”, reconoce que su fe es fruto de esta tierra de Bosnia Herzegovina. “María es un regalo que nos hace Dios y las apariciones también lo son. Aceptar a María es aceptar el regalo que Dios nos hace”, manifiesta Alejandro.





ESCUELA DE AMOR
“María viene como una madre que quiere unir a sus hijos y, como buena madre, ve el peligro y trata de advertirles con dulzura, pero también con firmeza”, explica Gisele Riverti, laica consagrada franciscana que vivió dos años en Medjugorje, donde sirvió como traductora. “En ese pueblo sentís el abrazo de María y experimentás que estamos hermanados en la fe«, testifica. También reconoce que es una tierra de mucha oración. «Por la noche, mientras dormís, escuchás gente que reza mientras sube al Monte Krizevac. Incluso se puede ver gente con el rosario en la mano mientras va a hacer las compras”, cuenta Gisele.
«La Gospa viene a decirnos lo mismo que nos dijo Jesús, pero con corazón de mamá y lenguaje de mujer«
La Reina de la Paz nos pide que ofrezcamos el rosario, la Eucaristía, la confesión mensual, el ayuno y la lectura de la Biblia. “Si estas cinco piedritas se viven como una carga, es porque no se hacen desde el corazón, y así estaríamos volviendo a esa fe sin amor de los fariseos”, advierte María. Ella vive estos cinco pedidos de la Virgen como regalos que la ayudan a amar más. “La Eucaristía no se debe vivir mecánicamente por obligación, sino por el deseo de que Cristo viva en mí. Confesarse una vez por mes es ir a charlar con Dios y depositar en Él mis miserias, y el rosario es lo que me une con María. ¿Cómo me va a costar todo esto?”, argumenta. “Con el rosario puedo amar lo que no puedo alcanzar con mi cuerpo”, expresa María, quien es ejemplo de que la oración no nos quita tiempo, sino que nos permite vivir la vida con mayor intensidad. Además de ser abogada, madre, esposa, escritora, coach, y directora de la Editorial Mater, se ofrece para limpiar diariamente el templo de su parroquia, hace cursos para continuar su formación, y da talleres en una unidad penitenciaria como voluntaria.
“Con el rosario puedo amar lo que no puedo alcanzar con mi cuerpo”
“La Gospa viene a decirnos lo mismo que nos dijo Jesús, pero con corazón de mamá y lenguaje de mujer”, explica María. “Ella nos llama a ser apóstoles de su amor. Nos enseña ese mandamiento que nos dio Jesús. No podemos ser instrumentos de su amor si no amamos”, manifiesta. “Medjugorje no es simplemente un santuario, es una escuela de amor y es por eso que continúan las apariciones después de 40 años. La enseñanza de María es para los más humildes, los más chiquitos. Estamos dando los primeros pasos y la Virgen ya dio 40 años de pasos”, concluye.
Las Iglesia sigue estudiando el fenómeno de Medjugorje y aún no se pronuncia sobre la autenticidad de las apariciones. Sin embargo, la autorización de las peregrinaciones brindada por el papa Francisco en mayo de 2019 es signo del reconocimiento de los frutos y la gracia derramada en este lugar.
- Para saber más sobre Medjugorje, visitá la web del santuario. Para conocer más sobre Peregrinos en la Fe podés entrar en este enlace. También podés adquirir los libros de Editorial Mater ingresando aquí.
- A pesar de que en este contexto de pandemia no podemos peregrinar, María Carrera estará ofreciendo talleres virtuales. Para más información comunicate con peregrinosenlafe@gmail.com
Hermosa nota y hermosa persona quien la escribió.
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Gracias Kari, te quiero. Saludos a toda la flia
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