Existe un festival que conjuga cine y religión, con el objeto de acercar al público películas que poseen un sentido espiritual y trascendental. Su creador, Pablo De Vita, es un crítico, docente e investigador académico, que sintió el llamado de crear un espacio, inexistente en la Argentina hasta 2014, que reúna films con valor artístico y una reflexión religiosa.
Arfecine es el Festival Internacional de Cine Religioso que, con seis ediciones en su historia, convoca películas nacionales e internacionales en un espacio común, abierto al público en general. Se trata de un festival interreligioso que muestra la diferencia y la diversidad de cultos que se dan cita a través de las películas.
Su creador conversó con Iglesia Millennial, haciendo historia sobre la creación y las diversas motivaciones que, año tras año, lo convocan a continuar con este festival de cine, único en su especie.
«Puede existir espiritualidad sin religión; pero si existe religión sin espiritualidad, ésta deviene en fundamentalismo»
Corría el año 2014. En una tarde de pleno sol se inauguraba en la ciudad de Tandil el “Cristo de las Sierras”, junto con la primera edición del festival Arfecine. Pablo De Vita estaba en compañía de un centenar de personas, entre ellas autoridades civiles y municipales. En ese contexto, comenzó a nublarse y a caer una ligera llovizna que hizo a los presentes acelerar la marcha. Pero, al llegar hasta la imagen principal del Cristo, De Vita recordó como descendió un rayo de luz sobre la imagen y el cielo volvió a despejarse: “Fue algo muy impactante. Una demostración de que hay un entendimiento de lo trascendente, y cuando uno está atento, se pone de manifiesto”, expresó.
De Vita considera que «puede existir espiritualidad sin religión», pero que, «si existe religión sin espiritualidad, esta religión deviene en fundamentalismo». Al mismo tiempo, reconoce un momento de crisis con respecto a esa mirada en diferentes religiones.
«Por estas cuestiones, pensé que era momento para crear un festival con una perspectiva más positiva, sobretodo entendiendo que el mundo cultural en la Argentina está muy alejado de temas que involucren la religión o la espiritualidad, con un sesgo valorativo», sostuvo, y agregó: «En los grandes medios de comunicación hay una tendencia a exacerbar los conflictos de la Iglesia Católica, y me pareció importante plantear otro foco de intención y de mirada».
Cada edición del festival se compone, en primer lugar, por la competencia oficial, con perlículas más nuevas, de buenos directores, y que hacen un recorrido a través de las diversas religiones; la sección «Cine, un acto de fe», incluye películas de valores humanos con temática no religiosa; una sección documental y otra de cortos; y una sección fija que cada año se centra en un director.
«De manera natural, el ser humano está vinculado a lo transcendental»
Cineastas como Pier Paolo Pasolini, Andréi Tarkovski, Carl Theodor Dreyer o Luis Buñuel, podrían definir el perfil del festival, quienes en sus films dialogaron desde la pregunta del misterio, en un ámbito intenso de reflexión.
«De manera natural, el ser humano está vinculado a lo transcendental, tiene una inquietud por lo metafísico», aseguró De Vita. «En los últimos 50 años, vivimos un cambio de paradigma comunicacional y de los patrones de consumo. Es importante establecer un núcleo de comunicación con ese parpadeo de tiempo, para no perder el eslabón que nos conecta con el futuro», indicó.
En este sentido, el crítico opinó que el gran problema de las iglesias es establecer una comunicación con la feligresía y con el mundo secular que, a su vez, sea cercana al mundo terrenal, «de lo contrario, en el hombre queda el vacío del consumismo. La Iglesia debe dar respuesta a esto».
«Vivimos en un mundo muy complejo, en términos de comunicación y valores. Estamos implicados en una lógica mundial de aceleración de la matriz digital que nadie termina de entender del todo. La sociedad digital corta el legado del conocimiento». Ante todo esto, De Vita propone volver a los orígenes de la esencia del hombre, a través de películas que invitan a cuestionarse la existencia de Dios.
Arfecine promueve el diálogo entre la religión y la sociedad
El crítico opinó que, en relación a la producción de películas católicas, «se está generando un profesionalismo que 15 o 20 años atrás no existía. Esto es muy positivo, porque el vínculo con el cine permite establecer un diálogo con la sociedad. Y Arfecine quiere promover ese diálogo».
Pablo De Vita es diseñador de imagen y sonido (UBA), posgrado en Gestión Cultural, Patrimonio y Turismo Sustentable (Instituto Ortega y Gasset, Universidad Complutense de Madrid). Colaborador del diario La Nación, integra el Consejo de Redacción de la Revista Criterio. Es miembro de la Asociación Argentina de Estudios sobre Cine y Audiovisual; de la Sociedad Española de Estudios de la Comunicación Iberoamericana; de la Asociación Española de la Prensa Cinematográfica (Sección de Madrid de FIPRESCI), del PEN Club Internacional y recientemente ha sido incorporado como académico de número a la Academia Argentina de Artes y Ciencias de la Comunicación donde ocupa el sillón Gustavo Franceschi.
- Para más información sobre Arfecine, visita www.arfecine.com o sus redes sociales: Facebook, Instagram, Twitter y YouTube.