Llamados a la nueva evangelización

Recibir una invitación para ir al teatro en tiempos de pandemia no parece ser posible. Sin embargo, en los últimos meses los Apóstoles de Lourdes nos han invitado al palco principal para ver dos de sus obras desde casa. Con relatos bíblicos, de santos y canciones de por medio que entretienen, las presentaciones también ayudan a rezar y ahondar más en la fe.

Los Apóstoles de Lourdes son una asociación privada de laicos que nacieron en Tucumán en 2007, en respuesta al llamado de San Juan Pablo II de “remar mar adentro” en una Nueva Evangelización: “Nueva en su ardor, en sus métodos y en su expresión”. Así, sus pilares son la Palabra de Dios, Jesús Eucaristía y la misión, siendo cercanos, alegres, creativos y utilizando las nuevas tecnologías para ello.

Sus fundadoras fueron dos laicas: Liliana StordeurValeria Paz, “que decidieron emprender, quizás no sabían para dónde iban pero sí que era de Dios. Pensando en los jóvenes, en cómo guiarlos y en brindarles un movimiento que los ayudara a ser jóvenes de Palabra, Eucaristía y teniéndola a María como modelo y guía en el camino”, nos cuenta Pilar Zavalia (24) una de las jóvenes que integra los Apóstoles.

Las obras de teatro empezaron en 2010, sin ser profesionales, «pero teníamos claro que queríamos transmitir a Cristo, que estábamos dispuestos a pasar horas y horas ensayando 100 personas”. Su primera obra fue “Pedro y Pablo, los elegidos” (2010), luego hicieron “María, causa de alegría” (2012), “En tus manos” (2014) —sobre Santa Teresita y San Francisco—, “Tucumán, la fe, un pueblo” (2016) —obra que interpretaron en el Congreso Eucarístico Nacional—, y “Yo soy, desde la mirada de Juan” (2018). Cada trabajo fue importante y les dejó una huella: “Cuando uno vive de adentro, te cambia el alma. Realmente se hace vivo lo que transmitís en la obra. Hasta hoy seguimos recordando diálogos, mensajes, risas, equivocaciones, todo lo vivido”.

Cuando uno vive de adentro, te cambia el alma. Realmente se hace vivo lo que transmitís

Los Apóstoles de Lourdes se hicieron conocidos por estas interpretaciones. Sin embargo, estas están dentro de una de las cuatro áreas que tienen: formación, espiritualidad, animación y apostolados. El área de formación es principalmente bíblica, y a través de ella buscan encontrar y escuchar a Dios: “Hacemos reuniones por grupo de edad cada quince días, ¡desde niños hasta abuelos!, tratando distintas temáticas pero siempre fundamentadas en la Palabra”, nos cuenta Pilar.

El área de espiritualidad es eucarística: realizan reflexiones guiadas y semanales “donde uno habla con Dios y Dios responde”. También rezan el rosario, participan en misa y adoración guiada una vez al mes. En este tiempo, la virtualidad tomó un papel importante para conservar estos espacios.

El área de animación tiene como objetivo  transmitir la alegría de ser cristianos, compartir la fe con canciones, videos y obras. En definitiva, tratan de acercar de manera dinámica a este Cristo que llama y que invita, poniendo dones al servicio y también descubriendo dones nuevos en pos de la evangelización.

Acercar de manera dinámica a este Cristo que llama y que invita

Por último, realizan apostolado, porque “quien se ha encontrado con Cristo no puede callar lo que ha visto y oído”, es así como surgieron misiones en zonas rurales, de salud, y acompañando personas con discapacidad, entre otras.

Ser apóstol de lourdes

Pilar pertenece a esta comunidad desde sus 11 años y no se encontraría allí “si no fuera por medio de apóstoles. Por ellos he conocido a Dios y a las personas que más admiro en mi vida. Es tan parte de mi vida, que mi vida no se entiende sin el grupo, ni se entiende sin Dios, confiesa la joven. Han pasado doce años desde que se sumó y se siente agradecida de su fe, las personas con las que fue creciendo, las risas, los abrazos y nunca deja de sorprenderse: “Siempre surge una idea nueva para aprender, para crecer, para compartir”. La joven valora mucho haber encontrado en el grupo un camino para llegar a Dios, que se manifiesta en las charlas, reuniones, retiros y también en las personas y con gestos concretos: “Me ayudaron a formarme como cristiana y como persona. Me hace temblar el corazón”, añade emocionada.

En este año distinto, han intentado seguir con la mayoría de sus actividades de forma virtual, formándose y rezando juntos a la distancia, realizando consagraciones, celebraciones, retiros, “desayunos con Dios”, entre otras actividades. Además, sus apostolados han continuado haciendo llegar presentes por el día del niño y de la madre, y están colaborando con la organización de una diplomatura bíblica, motivados por San Jerónimo a formarse y ayudar a formar, porque “quien desconoce las escrituras desconoce a Cristo”.

Las redes sociales también han sido uno de los instrumentos de los que se valieron para compartir a Jesús, quien sin importar el tiempo ni la situación, es compañero de camino y “nos da fuerza para seguir adelante”.

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