“Si me persiguieron a mí, también los perseguirán a ustedes”, había advertido Jesús (Jn 15, 20). Los cristianos perseguidos en Medio Oriente y algunos sectores de África viven este pasaje del Evangelio con radicalidad. En occidente, el rechazo a la religión y la secularización de la cultura podrían dar la sensación de persecución. Sin embargo, el martirio que viven los cristianos en países como Siria, Nigeria, Irak, entre otros, incluye desde decapitaciones hasta el entierro de niños vivos, un terror que en occidente no podemos ni imaginar. “Me han odiado sin motivo” (Jn 15, 25).
La #RedWeek o #SemanaRoja es una iniciativa impulsada por la fundación ACN (Ayuda a la Iglesia Necesitada), organización católica internacional de la Santa Sede. La propuesta se inició en el 2015 y, desde entonces, se realiza todos los años con el objetivo de llamar la atención sobre la persecución de los cristianos y la falta de libertad religiosa en el mundo. Este año, desde el 18 al 25 de noviembre se iluminaron de rojo iglesias y monumentos, entre ellos, el Cristo Redentor de Río de Janeiro, el Coliseo romano y varias catedrales reconocidas. “No cierres tus ojos a la persecución de los cristianos”, y “Perseguidos, pero no olvidados”, son algunos de los lemas que acompañan esta campaña.





Según un informe de la ACN, el 61% de la población mundial vive en países donde no se respeta la libertad religiosa. 327 millones de cristianos viven en países donde hay persecución religiosa y 178 millones en países donde se discrimina por seguir una religión. En el siglo XX hay registrados 45 millones de mártires, que corresponden a 65% del total de los mártires de veinte siglos en la Iglesia católica, un promedio de 1250 mártires por día. En 2012, murieron 105.000 mártires a razón de 1 cada 5 minutos.
En la actualidad, en un periodo de la historia en el que se pregona y se exige todo tipo de libertades y derechos, la libertad religiosa no despierta interés en la agencia mediática. La difusión de la problemática se realiza a través de iniciativas nacidas en pequeños grupos de personas con un interés genuino por dar a conocer la situación en la que viven muchos hermanos en la fe en el mundo.
«Perseguidos, pero no olvidados»
Los cristianos perseguidos en Medio Oriente son llamados “nazarenos», término utilizado como un insulto por parte de los grupos islámicos fundamentalistas. Cuando tomaban las ciudades, lo primero que hacían era marcar las casas de los cristianos con la letra “nun”, ن (la “n” en el alfabeto árabe), para identificarlos, presionarlos a la conversión, tomar posesión de sus pertenencias e incluso asesinarlos. Este símbolo, que para los grupos terroristas quería decir “malditos de Dios”, para los cristianos pasó a significar “perseguidos a causa de Cristo” y “bienaventurados”.





Por esta razón, nace Nazarenos Perseguidos, un movimiento espiritual iniciado en Argentina y unido por el compromiso de ofrecer oraciones, sacrificios, asistencia o difusión por los cristianos perseguidos. “Los nazarenos son todos aquellos que se han sentido golpeados por el testimonio de los cristianos que están dispuestos a darlo todo por el nombre de Jesucristo”, explica la religiosa Guadalupe Rodrigo IVE, quien misionó en Alepo, Siria, desde 2011 –cuando se inició la guerra– hasta 2015, y fue testigo de varios martirios. El carisma del movimiento se identifica con la canción compuesta por Maxi Larghi, “Soy Nazareno”, y su logo es la letra “nun” formando las figuras de la Sagrada Familia, quienes, según explica la hermana Guadalupe, fueron los primeros nazarenos perseguidos.
El movimiento de nazarenos se unió a la iniciativa #RedWeek y la parroquia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro del barrio de Palermo, Buenos Aires, se iluminó de rojo este miércoles 25 de noviembre. Se llevó a cabo una jornada de oración que inició a las 20 con adoración eucarística y rezo del rosario, y continuó con el testimonio de la hermana Guadalupe.


“Cuando uno sale de allá, lo que ellos te dicen es: ‘pídanle al mundo que rece’”, avisa la religiosa. En la charla de este miércoles, Guadalupe explicó que el martirio es una elección clave, una elección del amor, pero esta requiere de la voluntad del mártir. Esa lucha, entre la carne que se aferra a la tierra y el espíritu que busca el cielo, no es un momento fácil. “Por eso los cristianos perseguidos necesitan de nuestra oraciones, para fortalecer su espíritu. Tenemos que vivir la misericordia de manera especial con ellos porque una de las obras de misericordia es rezar”, afirmó la hermana.
«Por el Cielo vale la pena cualquier sacrificio»
“Los mártires nos ayudan a aspirar la santidad que implica darlo todo por Jesús aquí y ahora”, continuó Guadalupe. La religiosa recalcó que nadie sabe si le tocará dar la vida y derramar su sangre por Cristo, pero todos pueden ser mártires espirituales al intentar morir cada día a lo que nos amarra a la tierra y nos distancia del Cielo. “Esto nos ayuda y nos invita a salirnos de nosotros mismos. Saber que por el Cielo vale la pena cualquier sacrificio”, concluyó.
Además de ayudar a los mártires con la oración y el ofrecimiento de la propia vida, es posible colaborar con donaciones económicas o difundiendo su situación. “Difundir es hacerse transmisores de la gracia de los mártires. Es un deber de conciencia, para nosotros, dar a conocer la verdad”, asegura Guadalupe. La religiosa considera que los medios de comunicación más poderosos no trasmitieron con sinceridad los acontecimientos y no hicieron escuchar las voces de las víctimas. Con el objetivo de luchar contra la desinformación, nacieron las páginas de Facebook SOS Cristianos en Siria y Amigos de Irak.
La espiritualidad del movimiento de los nazarenos se basa en el misterio de la redención del Verbo Encarnado, que consigue la victoria sobre la muerte por su cruz. Guadalupe expresa que su carisma se resume en vivir en Evangelio con radicalidad, ofreciéndose a sí mismos y siguiendo el ejemplo de los mártires que dan su vida en silencio y perdonando a sus perseguidores. La hermana destaca que lo que más sorprende de los cristianos perseguidos es su alegría y resalta: “Ellos se dieron cuenta de que pueden quitarles todo, pero no pueden quitarles el Cielo”.