Alfo Urrutia es cantautor, productor, profesor y padre de dos hijos de seis y nueve años. Según él se definió, “soy el cuarto rey mago, llego tarde a todas las cosas”. Sin embargo, en el momento justo, compuso la canción “Madre, abrázanos” para acompañar la 46° Peregrinación Juvenil a Luján 2020 que se realizó de forma virtual. Este 2021, volvió a sorprender con una cumbia que acompaña el lema de este año: “Madre del pueblo, te pedimos por la salud y el trabajo”. En diálogo con Iglesia Millennial, Alfo comentó sus miedos, sus sueños y la profundidad de su vocación.
No es la primera vez que el artista compone canciones para Luján. Ya lo había hecho también en el 2000, 2001, 2003 y 2004. Este último año, Alfo lo recuerda con particular emoción: “La Virgen me dio el show más grande de mi vida”. Esa vez, le habían pedido que interprete la canción en la misa central, donde habría “unas 100 mil personas” y además presidía quien hoy es el papa Francisco.
«Fue como sacarse una mochila que no sabía que pesaba tanto»
El acercamiento de Alfo a la fe se dio cuando tenía 26 años. Eran las 11 de la noche, volvía de trabajar y de camino encontró abierta la parroquia San Benito Abad, en el barrio porteño de Palermo. Entró en búsqueda de un lugar tranquilo para poder sentarse y estar un rato en silencio. La iglesia estaba vacía, y de pronto apareció un sacerdote. En ese momento, Alfredo, como lo conocen sus amigos y familia, hizo una larga confesión después de mucho tiempo sin recurrir a ese sacramento. “Fue como sacarse una mochila que no sabía que pesaba tanto”, expresó. Desde entonces, no volvió a ser el mismo.
Vivió una etapa de enamoramiento para “recuperar el tiempo perdido con Dios”. Se estaba por casar con quien hoy es su esposa, pero suspendió esos planes porque pensaba que Dios lo llamaba al sacerdocio. Comenzó a servir activamente en la parroquia y a donar sus talentos a la Iglesia con su música. Compuso varias canciones cristianas que tocaba en San Benito Abad junto al grupo de jóvenes.
Después de este tiempo del “primer amor”, se dio cuenta de que debía empezar a reencauzar sus cosas. Que no todo fuera “sobre Dios”, sino que lo que necesitaba era “hacer entrar a Dios en todo lo que hacía”. De este modo, se casó y comenzó a dedicarse a la música urbana. Hizo giras durante años, como cantante y como sonidista. Trabajó con músicos reconocidos como Joaquín Sabina o Mark Anthony. “Es un medio bastante álgido para un cristiano y ahí es cuando me lancé a la hoguera, cuando uno debe tener esa cáscara espiritual fuerte porque es un ámbito complejo para mantener la luz encendida”, reconoció y agradeció: “Pero se pudo”.
Después de cinco discos, Alfo puede decir que su misión siempre fue dejar algo en cada una de sus canciones, y en las giras estaba dispuesto a defender su fe, “plantando esa semilla de la duda”. Siempre tenía alguna historia de la Virgen o de milagros eucarísticos para contar. Hoy, luego de 12 años de giras, con la pandemia de por medio, decidió dedicarse de lleno a su música, como productor, cantautor y profesor, y, en especial, a su principal vocación: su familia.
«Con mi música quiero despertar cosas en la gente»
En el 2020, Alfo se mudó junto a su familia desde la Ciudad de Buenos Aires hasta el Partido de Rivadavia, en la Provincia de Buenos Aires. En su nuevo hogar, descubrió nuevas personas con las que trabajar. Su objetivo como productor es «hacerle ver a alguien que tiene talento». «Voy a tratar de hacer lo posible para que pueda mostrarle al otro lo que veo en él, que es lo que Dios divino siempre ve: nuestra mejor versión», demostró.
Su ideal no cambió: “Con mi música quiero despertar cosas en la gente, ganas de salir a trabajar, de rezar, de estudiar, de ser mejor, de levantarse a la mañana y peinarse, lavarse la cara”, manifestó. Ahora está trabajando en dos discos, uno de ellos cristiano. En cuanto a esto, argumentó que “quiere ser explícito con el evangelio”.
Actualmente, está componiendo una canción sobre las bienaventuranzas. “Quiero poner en palabras lo que es el evangelio, pero que no sea tan formal, que sea un disco con canciones cristianas que tenga melodías callejeras, con respeto y con un lenguaje coloquial que lo pueda entender cualquiera. Que lo pueda entender alguien que necesita ser despertado con una palabra amiga”, concluyó.
Con este clima que busca encender a la juventud, compuso esta cumbia a la Virgen de Luján que invita a caminar y rezar: «Madre del pueblo, luz de mi vida, quema mi alma, sana mi herida».