Si de dejar huella se trata, el Cura Brochero es nuestra persona, una huella que se ha marcado con más intensidad desde que comenzó el proceso de canonización y es Santo para la Iglesia.
Esto fue lo que le sucedió a Joaquín Stringa con la historia de este curita argentino del Valle de Traslasierra, su huella empezó a marcarse más y lo motivó a escribir una obra de teatro musical que mostrara esas facetas de Brochero más humanas, más cercanas a un hombre de todos los días.
Con experiencia en musicales de vidas de santos, hechos de los apóstoles y temáticas similares en Banuev (Buenos Aires por una Nueva Evangelización), Joaquín se lanzó a escribir esta obra con la certeza de que no quería una historia de «estampita» de este Santo, sino que fuera una obra de teatro que atravesara al personaje por la emoción.
El desafío estaba a la vista: cómo contar la historia de alguien con una vida espiritual, que hizo las cosas que hizo, contando algo más sobre este personaje con una intención más dramático.
Así, el guion de la obra cuenta la historia de un tilingo de Buenos Aires, que llega a Villa del Tránsito con intención de conocer al cura Brochero y allí lo recibe un sacerdote muy mal humorado, que dice malas palabras, que se lleva muy mal con este porteño y que se presenta como el Padre Gómez, encargado de la parroquia ya que Brochero se fue y nadie sabe cuándo vuelve.
En el intercambio de estos personajes, se va desarrollando la vida de Brochero, pero lo que mantiene la atención es el descubrir cuál es el secreto que guarda cada personaje, quién es verdaderamente el «Cura Gómez» y qué es lo que tiene escondido para sanar el porteño.
Una historia que desarrolla la construcción de esa amistad entre el hombre de campo y el hombre de la ciudad, que nació pensada para el teatro musical y con un perfil no solo evangelizador, sino también económico. Con la canonización del Cura Brochero, Joaquín vio en esta obra una gran oportunidad de salida laboral para presentar el formato en colegios, pastorales, y parroquias en todo el país. Pero eso no pasó nunca, al contrario, el proyecto tuvo un impulso más artístico, vinculado al teatro alternativo. «Nosotros creíamos que la obra tenía cierto nicho y resulta que la obra quiso tener otro. Al estilo del cura Brochero, quienes más vienen a ver la obra no están vinculados a la Iglesia y rescatan la humanidad y la espiritualidad de la historia».
Nosotros creíamos que la obra tenía cierto nicho y resulta que la obra quiso tener otro.
Joaquín empezó a trabajar en este proyecto en el verano del 2015 en unas vacaciones en Tras la Sierra y el guion salió casi de un tirón, en poquito tiempo; lo mismo pasó con la música para la que convocó a Maxi Larghi, otro cordobés, quien junto con Hernán Matorra se dejaron llevar por la inspiración para componer y musicalizar la obra.
En 2016 se estrenó la obra en el teatro Método Kairos, y tras la primera función de la temporada, el edificio que estaba en construcción al lado del teatro, se derrumbó durante una madrugada sobre la sala, obligándolos a suspender. Rápidamente reorganizaron las fechas y con una semana de diferencia lograron trasladar la obra a un teatro cercano, gira por Campana y nuevamente en Capital Federal y algunos encuentros de Pastoral de Juventud.

En 2017 parecía la despedida, pero en el 2020 retomaron con intención de reponer la obra en abril, sin embargo, la pandemia no se los permitió. El post pandemia y el mensaje final de la obra, los convenció de que es una historia que habla sobre el hoy, y eso los motivó a estrenar nuevamente en 2021 con algunas modificaciones en el guion, porque ya entendiendo más la historia que estaban contando, Joaquín le fue encontrando cosas para mejorar y pulir, para destacar más la emoción de los personajes y su historia.
En 2016 y 2017, las funciones de 100 o 200 personas se llenaban casi sin esfuerzo, pero en 2021 el público se había desacostumbrado a ir al teatro, «todos nos habíamos desacostumbrado a encontrarnos y eso hizo que la afluencia de público fuera más baja, sin embargo, superó nuestras expectativas». Incluso a pesar de los protocolos y los aforos, y que algo habitual en el teatro alternativo es que el público vaya rotando y repitiéndose, Brochero sorprende con un público que varía constantemente y que logra agotar localidades.
Con un recorrido en el mundo del teatro, Joaquín destaca que el teatro, desde las puestas en escena de los griegos, aztecas y otras civilizaciones ancestrales, tiene el gran potencial de graficar y personificar cosas que estaban en papeles, de mostrar lo que dicen que pasó, cobrando otra dimensión para la audiencia; se encarna en una persona, una palabra, un texto que cobra vida e interpela de una forma diferente.
La iluminación del Espíritu va acompañada de formación, de investigación, de profesionalización de los procesos, que a veces es lo que menos miramos
Pero no se puede llenar al teatro sólo de eso, «el teatro, para que emocione y evangelice más, tiene que estar mejor hecho». Un gran desafío es el formarse como profesionales, trabajar del teatro, sentir la necesidad de la economía para profesionalizar la cuestión artística y que el mensaje evangelizador funcione mejor. «La iluminación del Espíritu va acompañada de formación, de investigación, de profesionalización de los procesos, que a veces es lo que menos miramos».
En todo lo aprendido y transitado en el proceso de la obra Brochero, Joaquín nos dice «Tenemos, como Iglesia joven, el gran desafío por delante de seguir recorriendo estos caminos. La imagen del cura Brochero nos puede servir como referencia para salir al encuentro de otros desde su vocación, sea desde la caridad, desde lo artístico, la catequesis. Me parece que es momento de encuentro».
- Brochero es una obra de teatro musical escrita por Joaquín Stringa, con música de Maxi Larghi y Hernán Matorra, protagonizada por Mariano Taccagni y dirigida por Ricardo Bagueses. Actualmente tiene funciones en el Teatro Kairos. Conoce más sobre sus acotres y funciones en @musicalbrochero
Que lindo el teatro para expresar! Me gustó…
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