Gracias a Dios existen tantas cosas que nos alegran y emocionan, como abrazos, reencuentros, empatizar con los sentimientos de otros, los recuerdos; en fin, toda una pluralidad de circunstancias que provocan distintas emociones y sentimientos. ¡Y está buenísimo que así sea! Porque siempre hay motivos para sonreír y ensanchar la vida.
Durante estos últimos meses, por esta región bonaerense [Cañuelas], hemos podido conocer a tantos niños que recibieron su primera comunión; tantas fiestas en capillas y parroquias, que ha sido toda una provocación para que pasemos por el corazón aquella vez primera que varios hemos experimentado alguna vez.
Toda una vida junto a Jesús
La blancura de los vestidos, y los moños bien sujetos en los hombros, son un reflejo visible de toda una gestación que familias y catequistas han estado preparando durante un buen tiempo. Recibir la comunión no es la meta de los primeros años de catequesis, sino mas bien el comienzo de toda una vida junto a Jesús, porque Él mismo quiso quedarse bajo la simple forma de pan y vino como Alimento Eterno de nuestras vidas.

Transcurrido un buen tiempo desde aquel primer momento junto a Él, podremos gustar de aquello que ha ocurrido en nosotros, de cómo nos trasformo la vida. A simple vista son solo dones, pero tras ellos Jesús se esconde para saciar tanta hambre de Dios.
Y es que al mundo le falta gustar de Dios, le falta emocionarse profundamente por recibir el Don y el Misterio del amor. Cuanto bien nos haría contemplar a Aquel que derramó su vida sin mezquinar ni una miga, porque todo se dio, y actualmente todo se dona, una y otra vez. Siempre actual, siempre nuestro, cada día.
¡Que gusto enorme poder saciar nuestra vida de la mano del Amor, que se entrega sin medidas!
Imaginemos por un segundo los nervios de aquellos niños, sus emociones, sus ganas de saborear, de saber de qué se trata; y hagamos caso a Jesús siendo como ellos, que se dejan arrebatar por la sorpresa; de este modo cada vez que gustemos del Pan de Vida no se volverá un simple y vago ritual, sino la vida toda recibida para trasformar todo lo que somos. ¡Que maravilloso es Dios! ¡Que gusto enorme poder saciar nuestra vida de la mano del Amor, que se entrega sin medidas!
¿Qué estas esperando para ir al encuentro de Jesús eucaristía?
Si hay ganas en el corazón de querer recibirle, ¿cómo vamos a quedarnos con los brazos cruzados conformados con apenas el deseo? Hay que salir corriendo a gustar de las delicias eternas que están en la mesa esperando saciar tanta hambre que llevamos en nuestra carne.
¿Tenés recuerdo de cómo y cuándo fue tu primera comunión? ¿Y la última? ¿Qué estás esperando para ir al encuentro de Jesús Eucaristía? Si existe un deseo profundo en el corazón, es porque Dios allí lo depositó, y tengamos la certeza de que no se detendrá hasta saciarlo. Porque su lógica es darse por entero, amándonos.
Es cierto, desde Colombia…. por eso si Dios quiere este año mi nieta va a tomar su primera comunión, les enviaremos fotos!
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¡Qué bueno Fanny! Esperamos las fotos y rezamos por ella, saludos!
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Muchos de mi edad no recuerdan su primera Comunión. Yo tenía 6 añitos recién cumplidos y me acuerdo de todo mi catecismo (5 años) en la parroquia de San Pablo y Don Bosco en Mar del Plata. Desde entonces tuve a Jesús eucaristía como alimento. Me confirmé a los 13 años y me sentí «soldado de Cristo» hasta que aprendí que no se trata de luchar, sino de servir. Y con la Comunión como alimento y la comunión como forma de vida.
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¡Qué hermoso! Gracias Mario por compartirnos tu testimonio, un abrazo! 🙂
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