Guardianes de la Creación: tras una espiritualidad franciscana

El Papa Francisco comienza su encíclica Laudato si citando el hermoso Cántico de las Criaturas de su homónimo, San Francisco, que le cantaba a Dios como Creador y lo alababa por su creación, por el “hermano sol”, la “hermana luna y las estrellas”. Inspirado en esta obra, el Papa nos dice que “nuestra casa común es también como una hermana, con la cual compartimos la existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos”.

Es esta misma espiritualidad franciscana la que mueve a Guardianes de la Creación, una fraternidad de jóvenes del Santuario del Sagrado Corazón de Jesús, también conocido como iglesia de los Capuchinos, en la ciudad de Córdoba. El grupo se reúne semanalmente para llevar adelante acciones que buscan —en sus palabras— “la protección y el cuidado de la Casa Común, término que usó San Francisco de Asís para designar a toda la Creación de Dios”.

«Al formar parte de la comunidad te das cuenta de que hay mucho por aprender, y así nos fuimos comprometiendo cada vez más con nuestra tarea y enamorándonos de la Creación«.

Desde Córdoba, Valeria, Mailén, Guillermo y Gonzalo, del equipo coordinador; y Marianela, María Isabel y Pedro, colaboradores, dialogaron con Iglesia Millennial para compartir la misión del equipo y cómo viven este llamado de los dos Franciscos. “Cada uno de nosotros se unió por un motivo en particular, ya sea para ayudar a los animales, aprender más de plantas o reciclar,” comparten, “pero al formar parte de la comunidad te das cuenta de que hay mucho más por aprender, y así nos fuimos comprometiendo cada vez más con nuestra tarea y enamorándonos de la Creación”.

—¿Cómo nace Guardianes de la Creación?
—El grupo tuvo un inicio muy particular y lindo. En 2012, Marianela Soto, integrante de uno de los grupos de jóvenes de la parroquia, notaba que había muchos perros callejeros que llegaban a la iglesia durante la misa, por lo que quiso ayudarlos brindándoles comida y agua. Así fue como empezó a hacer recorridos por las noches en los que visitaba plazas y alimentaba a todo animalito con que se encontrara. Muchos amigos comenzaron a preguntarle: «Mar, ¿hoy salís a hacer tus recorridos? ¿Necesitás que te demos una mano? ¿Querés que colaboremos con algo de dinero para comprar el alimento?». Así se fueron sumando más y más chicos.

Al ver que mucha gente se comenzaba a interesar, Marianela consultó al padre Sauro, el párroco de ese entonces, si se podía crear un grupo para ayudar a los animales, a lo que él respondió que, si así lo deseaban, el grupo no solo debía centrarse en animales, sino en toda la Creación. Sauro le comentó sobre la existencia de Franciscans International: A Voice at the United Nations, una organización internacional cuyo objetivo, entre tantos otros, abarca la misión franciscana de la ecología. Le contó que en nuestra iglesia aún no existía un grupo de jóvenes que tomara un rol activo en el cuidado de la casa común y le dijo que sería bueno que se formara uno. Con esa semillita plantada, a finales del año, nació Guardianes de la Creación.

—¿Qué tipo de actividades llevan adelante?

—Las actividades incluyen dar a conocer a los jóvenes formas de reducir y reciclar materiales no biodegradables, campañas de reciclaje, asistir a refugios para animales (perros, caballos); la realización de la “ecoferia”, un evento en donde distintos emprendimientos y fundaciones dan a conocer sus actividades y logran una mayor difusión; jornadas de creación y mantenimiento de huertas, jornadas de reforestación. Además, tenemos encuentros espirituales en los que tratamos temas relacionados a la Iglesia, donde renovamos nuestra fe y amor hacia Dios.

—¿Cómo incidió la publicación de la encíclica Laudato si’ en el grupo?

—La Laudato si’ nos ayudó a comprender cuál es nuestro deber para con la Creación. Podríamos decir que sentó las bases sobre las cuales nuestra misión como grupo fue encaminándose más firmemente. Si bien antes de su publicación existía la concepción de una vida franciscana que respetaba y cuidaba la creación de Dios, esta nueva encíclica del Papa Francisco es una invitación a todo el mundo para que no solo tomemos conciencia sobre el impacto que tienen nuestros actos en el planeta, sino también formemos parte de una solución conjunta, sostenible e integral.

—¿Qué respuesta han tenido del resto de la comunidad parroquial?

—Gracias a Dios tenemos un buen apoyo de nuestra comunidad. Esto se ve reflejado en que la gente siempre nos busca para preguntarnos, por ejemplo, qué pueden hacer con sus materiales reciclables o a qué lugares llevarlos para su posterior depósito o, incluso, participan en las ecoferias que realizamos en la iglesia aportando sus ecobotellas (botellas llenas de materiales no biodegradables), botellas de amor (botellas llenas de plástico) y tapitas, entre otros. Hoy en día, vemos que la gente va tomando conciencia sobre el cuidado del medio ambiente y tenemos fe de que vamos a poder generar un cambio.

—¿Qué piensan de la actual crisis climática?

—Como católicos, estamos tristes por ver cómo el ser humano va dañando la creación y produciendo una crisis que cada vez se agrava más. Pero también nos volvemos más conscientes de que tenemos que poner nuestro granito de arena para frenarla.

—En esa línea, ¿cuál es el rol que creen que tiene o debería tener la Iglesia de cara a las problemáticas ambientales?

—Nos parece que la Iglesia debería dar a conocer aún más la creación como un regalo de Dios, con el cual tenemos un compromiso en cuanto a su cuidado. También, creemos que sería de mucha ayuda si se alentara a la formación de grupos, en cada parroquia, en los que se traten estos temas, se genere una mayor concientización y, por ende, se tome acción.

—Para terminar, ¿qué mensaje les gustaría dar como Guardianes de la Creación?

«Como San Francisco decía, ‘hermano no es solamente otro ser humano, sino toda la Creación, y por eso, debemos amarla, respetarla y protegerla'».

—Nos gustaría invitar a la gente a que se interese por aprender sobre lo que está pasando en el mundo respecto al medioambiente, las consecuencias que va a traer a largo plazo (y que ya hoy en día, vemos que están ocurriendo), y nos ayuden a seguir con el cambio que queremos generar. Que no solo nos preocupemos, sino también nos ocupemos del cuidado de la Casa Común. Y que sepan que, como San Francisco decía, “hermano no es solamente otro ser humano, sino toda la creación, y por eso, debemos amarla, respetarla y protegerla”.

Si querés conocer más sobre estos Guardianes de la Creación o ponerte en contacto con ellos, podés visitar su perfil de Instagram.

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