Si sos músico católico, seguramente en algún momento de tu búsqueda te cruzaste con ellos en la web; y si alguna vez dijiste: «Qué copado tener un cancionero con acordes y todo lo que necesito para servir en mi parroquia», hoy, te contamos quiénes están detrás de todo ese trabajo.

Me refiero a la Pastoral de Música de la Diócesis de San Isidro. Un equipo de trabajo formado por jóvenes de distintas parroquias con un solo fin: “ser uno para que el mundo crea” y colaborar para que la música religiosa cobre nueva vida en nuestra Iglesia. Abocados no estrictamente a lo litúrgico, si bien lo contemplan, tratan de reunir la música religiosa en general, desde producciones musicales, a proyectos de shows en vivo; desde talleres para músicos, a visitas a las parroquias para conocer a quienes se encargan de la música y ayudarlos. Son creadores de recursos que acompañan la tarea pastoral del músico, como el cancionero online, los instructivos de formación y otras herramientas que están disponibles en la web pastoraldemusica.org.ar. De esta manera cumplen con el lema que acompaña su presentación digital: «La música es una de las herramientas más poderosas para transmitir y vivir el mensaje de Dios y nosotros queremos facilitar esas herramientas a los demás».
Todo surgió con la última visita de Martín Valverde —uno de los pioneros en la evangelización con el arte— hace más de 10 años, nos cuentan Georgina y Simón, con quienes pudimos contactarnos para charlar un poco acerca del proyecto. Con la llegada de ese gran evento, surgió la necesidad de formar un equipo que llevara a cabo la logística y la organización, y fue eso lo que encendió la chispa para continuar trabajando. En ese momento, cuando armaron el equipo, nos cuenta Georgina que «me animo a decir que lo que teníamos en la cabeza era otra cosa, si bien todo está relacionado, cuando nos sentamos a hablar del proyecto y de lo que nos imaginábamos, no sé si iba para este lado, porque si bien está enmarcado a nivel diocesano, el trabajo que hacemos actualmente es bastante más amplio y llega a muchos más lugares, y países«.
Promover un servicio de excelencia
Trabajar al servicio de los músicos que desarrollan su ministerio en la Iglesia y brindarles herramientas y espacios para ayudarlos en esa tarea
Con ese primer paso, que fue la llegada de Martín, el proyecto de la pastoral comenzó a tomar forma propia, mediante la generación de un espacio concreto donde se pudiera desarrollar un poco más la actividad musical. Por un lado, imitar a otros hermanos que ya lo venían realizando de manera más profesional y traer ese modelo a nuestra iglesia, fue una de las primeras metas. Comenzar a difundir ese estilo de hacer música para Dios con el tiempo fue tomando objetivos puntuales y bien definidos, como el de promover la música religiosa, tanto para las celebraciones litúrgicas como para otras actividades como catequesis, oración, etcétera; trabajar al servicio de los músicos que desarrollan su ministerio en la Iglesia y brindarles herramientas y espacios para ayudarlos en esa tarea; colaborar en la formación de todos los agentes de pastoral de la música, gestionando canales de forma presencial y virtual; y asistir a sacerdotes y agentes de pastoral en todo lo relacionado a la música.
Si bien es algo vocacional de parte de todos, la realidad es que trabajan para hacerlo bien, con excelencia, eso es lo que los une. Que cada uno desde su lugar, si bien no lo viven desde lo profesional, busque siempre la perfección en lo que hace y desarrolla. Como afirma Georgina, «todos hemos estudiado, buscamos hacerlo bien, con dignidad. Esto es en gran parte lo que como equipo buscamos transmitir, la importancia de que sea lo que sea que hagamos, lo hagamos bien, y no quedarnos con ‘bueno, es lo que hay, me conformo con lo que hay’, justamente buscamos seguir creciendo, formándonos, mejorando. Es parte de lo que nos motiva«.
Dar lugar a la diversidad
Cada uno tiene su comunidad, se congrega en su parroquia donde tiene su lugar de desarrollo. Puntualmente, el equipo de pastoral es un equipo de trabajo, si bien generan espacios de desarrollo espiritual, no son un grupo de oración, sino de acción. Un espacio donde se canalizan proyectos que ayudan a la gente a rezar, pero la espiritualidad de cada uno la viven de manera personal. Simón lo describe a la perfección: «A veces nos confunden con una banda, pero somos un equipo de trabajo ‘facilitador de’. Por ejemplo, hace poco vino Cristóbal Fones y surgió de un día para el otro la posibilidad de hacer un evento en San Isidro. Por un lado estaba la necesidad de la diócesis que siempre lo quiso tener y, por otro lado, se le abrió a él la posibilidad de sumar un evento más en su agenda. Entonces, como equipo el desafío era vincular esa necesidad, con esa posibilidad y ejecutarla. Fuimos los realizadores del evento; él vino, hizo su trabajo y gestionamos eso en una semana, con todo lo que eso implica, conseguir el lugar, sonido, luces y difusión». Facilitar la formación también, «facilitadores de lugares de encuentro, de eventos, o lo que sea«, continúa. Así surgió el coro góspel, porque hay gente que tiene ese carisma, por ejemplo. La oración estilo Taizé también tiene lugar en la pastoral, «de hecho la música es eso, hay mucha libertad, está el que le gusta lo más tradicional o el que prefiere algo más moderno, y eso es a veces difícil, porque tenemos que estar abiertos a darle espacio a todas esas manifestaciones de Dios a través de la música». Como equipo anhelan y trabajan para dar ese lugar a todos, sin excluir ningún tipo expresión; ese también es un desafío, sobre todo acompañar a los que aún no están preparados.
“En este camino de ir buscando lugares, probando cosas que funcionan y cosas que no, aprendiendo de eso, no forzando situaciones y aprendiendo que cuando es forzado no funciona, estar atentos a la necesidad de la gente» es el norte que los guía, nos dice Simón.


«Lo litúrgico ya estaba encaminado», afirma Georgina, porque ya había un grupo que dentro de la liturgia en general se encargaba de lo musical, ellos tomaron ese trabajo como base y le fueron agregando otras cosas, no específicamente litúrgicas. En el disco que se llama «Testigos de la Luz», que tiene salmos que se pueden usar en la liturgia, sumaron más contenido que es para rezar de otra manera, quizás para escuchar en casa o en el auto, por ejemplo. Al respecto, ella nos cuenta: «Nuestro trabajo busca dar herramientas distintas, sobre todo porque hoy mucha gente no va a misa pero sí reza de muchísimas otras formas. Tratamos de abarcar distintos tipo de oración; está el coro, la oración cantada también. No perdemos igual la vista de la liturgia, estamos siempre buscando material nuevo, porque creemos que la liturgia también tiene que poder renovarse».
Acompañar el camino

Estudio de Grabación con Jóvenes de la Guardia

La Pastoral es un grupo coordinador donde cada uno de los que la integran son referentes de diversos proyectos, que tiene a cargo un grupo de personas. En palabras de Simón, «no somos simplemente un directorio de una empresa que decide, sino que decidimos, nos involucramos y trabajamos cada uno en la medida que puede en cada proyecto que va surgiendo«. La demanda crece y los espacios también, hoy las redes sociales son un pilar importante para ayudar a los artistas y a sus proyectos a ser conocidos, por lo cual se encargan de realizar ese tipo de acompañamiento, en las plataformas musicales digitales, sobre todo. Y en eso, la pandemia tuvo mucho que ver, ya que por la falta de tiempo anteriormente no le daban a lo virtual un lugar de prioridad. «En la pre-pandemia siempre teníamos muchos eventos, y no teníamos tiempo para las cosas que no eran presenciales y no tenían urgencia, entonces aprovechamos la pandemia para subir nuestra música a Spotify, a Youtube, nos contactamos con personas de coros de parroquias que grababan canciones, y las compartíamos para que muchos curas que tenían que dar la misa online y no tenían coro pudieran usarlas, y así cosas virtuales que se fueron desarrollando«. Así también surgió el estudio de grabación y una sala de ensayo situados en la parroquia Nuestra Señora de Aránzazu, en San Fernando, donde la Pastoral tiene su sede y su lugar de trabajo, gracias a la gentileza y la generosidad de quien es hoy su asesor, el Padre Jorge Luis Lagazio. Este espacio cuenta con equipamiento de alta performance y permite a los artistas poder desplegar su mayor potencial para sus producciones. Se puede llegar a él ingresando a la web y solicitando un turno previo.
Decir sí y entregar el corazón
Georgina es una de las fundadoras y reconoce que hay una gran parte suya y de su oración personal que se ven plasmadas en este proyecto, entonces «para mí es una confirmación muy grande de un montón de cosas que vine rezando. No solo con la formación del equipo, que la verdad para mí fue un paso muy grande a nivel personal, sino también para la diócesis y para la Iglesia», y eso trajo como regalo testimonios de personas que les escribían contando que pudieron armar pastorales en sus parroquias también. «Cuando estábamos armando el proyecto, una tarde con Eugenio, me dice ‘hagamos una pastoral diocesana, ¿por qué no hablamos con el equipo y con el obispo?’. Yo lo miré y le dije ‘estás loco’ y él decía ‘si esto tiene que ser y es de Dios, va a suceder’, y 10 años después acá estamos, un montón de manifestaciones, y viendo cómo la música es un canal de oración muy fuerte, como ya lo dijo San Agustín. Para mí es la confirmación de un llamado muy grande, y en qué va a seguir y a dónde va a terminar, solo Dios lo sabe, porque se va abriendo camino para donde él quiere.
Para mí es la confirmación de un llamado muy grande, y en qué va a seguir y a dónde va a terminar, solo Dios lo sabe, porque se va abriendo camino para donde él quiere
Simón comenzó un poco después en el equipo; luego de un largo silencio y a pesar de dudar un poco en su respuesta, pudo compartir su sentir con respecto a la pastoral: «Esto demanda mucho trabajo, muchísimo. Más de una vez dije ‘no aguanto más, me voy, renuncio’, pero luego digo ‘lo hago por Dios, para gloria de Dios’ y me parece que es el espacio donde encontré un lugar concreto de servicio en la Iglesia y que vale la pena todo esfuerzo». Al compartir sobre el proceso que realizan para acompañar a los jóvenes que participan en las olimpiadas diocesanas, agrega: «A veces hacemos videoclip o filmación de la presentación y yo me pongo a editar los videos y un montón de cosas, y digo ‘me hubiese encantado que me hubieran hecho esto a mí”’. Y más allá de ese deseo personal, se puede observar la pasión con la que asume su rol en este proyecto y la satisfacción de poder ser puente para que otros concreten su misión. Por último, concluye diciendo: «Soy un poco cerrado, la música en su diversidad me ayudó un poco a estar abierto a las realidades y a las manifestaciones de cada uno«.
La música tiene eso, se manifiesta desde un abanico gigante de posibilidades; poder celebrar eso y dar gracias a Dios por la diversidad de dones es de a poco ir entendiendo que él está presente en cada una de las formas.
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