«La misión son ustedes», nos dijo un sacerdote misionero en Pakistán, hace unos años cuando él vivía en ese otro lado del mundo y yo iba a un grupo misionero en mi parroquia de origen. Habíamos ido a misionar a un pueblo del interior del país. Este sacerdote estaba visitando a su familia y fue a darnos su testimonio, a contarnos qué era lo que vivía. Se había sentido llamado a más, dentro de su congregación, siendo sacerdote y religioso, se sintió llamado por estas palabras que Jesús Resucitado nos dejó en el libro de los Hechos de los Apóstoles: «El Espíritu Santo vendrá sobre ustedes y recibirán su fuerza, para que sean mis testigos… hasta los confines de la Tierra» (Hch 1, 8)
La patrona del pueblo donde misionamos es Santa Teresa del Nino Jesús de la Santa Faz o Santa Teresita para quienes la queremos. Este sacerdote nos habló de ella y de cómo fue misionera como él, pero sin salir nunca de su monasterio, siendo monja contemplativa y rezando especialmente por los sacerdotes y misioneros, y de cómo otros santos iban por el mundo, como él lo hacía, intentando «gritar al mundo» que Jesús está Vivo, que Jesús Resucitó y que vino, y viene cada día a darnos, a ofrecernos su «Vida en abundancia» que nos promete en el Evangelio.
En lo personal, yo conocía a Teresita y estaba discerniendo desde qué lugar Jesús me invitaba a ser misionera, a seguirlo, amarlo y anunciar Su Vida Nueva.
Esa frase que contaba al principio y el testimonio de este sacerdote me dieron por lo menos una «pista»: no importa lo que haga, en lo que hagas sé misión… Yo soy una misión en este mundo. Y, a partir de ahí, le preguntaba a Jesús cada día: «¿Cómo querés que hoy te anuncie? ¿cómo querés que hoy sea misión?
Quiero compartirles un pedacito de un libro muy sencillo y cortito del padre Ángel Rossi SJ, que les recomiendo leer. Entre otras cosas, nos recuerda que Santa Teresita, monja carmelita descalza francesa, y San Francisco Javier, sacerdote jesuita, misionero en la India, son los patronos de las misiones a través de dos vidas totalmente diferentes: uno puede pensar, ¡guau! cómo debe haber andado esta monjita de acá para allá para ser patrona de las misiones y la respuesta es justamente que no se movió nunca de su convento.
Uno puede pensar también, ¡pero eso de misionero no tiene nada! Pero esto es lo importante (y acá lo uno con lo que les contaba al principio de lo que nos quiso transmitir este sacerdote misionero): no se movieron casi sus pies, pero si se movió su corazón. Un ejemplo de esto es que dentro del mismo Carmelo siempre estuvo dispuesta a ser misionera ofreciéndose varias veces para ir a los conventos extranjeros, osea que el espíritu misionero siempre estuvo en ella. Su corazón misionero deseaba poder llevar el Nombre de Jesús a tierras lejanas. En uno de sus poemas le dice a Jesús: «Acuérdate Jesús que quiero llevar muy lejos tu fuego, tu Amor»
Y sigue diciendo el padre Ángel en su librito, que leyendo y preparando esas páginas se dio cuenta de que en realidad Teresita llegó más lejos que Francisco Javier, aunque en siglos distintos, porque Francisco solía decir: «La oración nuestra no puede abarcar menos de medio mundo», pero Teresita se animó a más diciendo: «Nuestra oración no puede abarcar sino un mundo entero». Y la idea no es comparar, sino simplemente reconocer que la oración, los deseos y ofrecimientos de Teresita eran misioneros.



Esta es la primera paradoja hermosa de esta jovencita: un corazón que reconoce y acepta su vocación al claustro como modo de misionar. Muchos pueden hasta pensar que no se puede, sin embargo, no es así, porque donde no llegan nuestros pies, llega el corazón. Hasta nos puede pasar lo contrario: andar de acá para allá, pero no tener la capacidad de que el corazón se abra a los demás. La cuestión no es dónde estemos, ni hasta dónde lleguemos, sino la capacidad que tengamos de abrir el corazón a los demás: eso es ser misionero.
El título de este artículo habla de que la oración está al servicio de la misión y eso es lo que fue una primera motivación, por lo menos en mi vida, para hoy ser Carmelita, como lo fue para Teresita, y lo es hoy para cada una de mis hermanas de comunidad. Es lo que intentamos al menos…vivir de amor, rezando para que todos conozcan y vivan con Jesús. Pero para Teresita y para nosotras hay alguien más que recibió este llamado de vivir «la oración al servicio de la misión», y es nuestra querida madre Santa Teresa de Jesús (o de Ávila), quien nos fundó y es maestra de oración.
Ella recibió de ese mismo Espíritu de Jesús Resucitado, la invitación a fundar una nueva familia que es el Carmelo Descalzo, y definió la oración como un «trato de amistad con Quien sabemos nos ama». Oración como amistad con Jesús. Y no sólo eso, el Espíritu le inspiró este carisma para la Iglesia y toda la humanidad porque también como hoy, en su época, «estaba ardiendo el mundo», y le llegaban noticias de la cada vez mayor división de la Iglesia, ataques contra ella y todos los que formaban parte de ella, las profanaciones de la Eucaristía y las muchas calumnias a muchos sacerdotes inocentes, por lo que en sus escritos ella nos dejó a sus hijas el fin de nuestra vocación: «Toda mi ansia era que pues Jesús tiene tantos enemigos y tan pocos amigos que esos fuesen buenos y me determiné a hacer eso poquito que hay en mí que es seguir los consejos evangélicos con toda la perfección que pudiese y procurar que estas poquitas que están aquí hiciesen lo mismo… y que todas ocupadas en oración por los que son defendedores de la Iglesia y predicadores y letrados que la defienden, ayudásemos en lo que pudiésemos a este Señor mío…hermanas mías en Cristo, ayudadme a suplicar esto al Señor, que para esto nos juntó aquí, este es nuestro llamamiento, estos han de ser nuestros negocios, estos han de ser vuestros deseos, aquí vuestras lágrimas, estas vuestras peticiones…»
Y después de este abrir de corazón, les dejo algunas preguntitas para que se la hagan y respondan a Jesús, lo hablen con Jesús y lo dejen en sus manos, en su corazón y se dejen llevar por el Espíritu de Jesús Resucitado adonde sea que los quiera enviar: ¿Cómo querés, Jesús, que HOY sea misionero? ¿Cuál es mi misión en este mundo? ¿Rezo para encontrarla? ¿Rezo para que cada uno pueda encontrarse con Jesús y sea misionero ?
Te acompaño, junto a mis hermanas de comunidad, rezando cada día para que puedas encontrarte con Jesús Vivo, que quiere regalarte su Vida en abundancia, desde la oración, su Amistad con Él y el anuncio de esta Buena Noticia a los demás.
Por Hermana Maria Sofía de Jesús Resucitado OCD
Hermoso es poco!, gracias Hermana María, por tus palabras, por el mensaje, por las preguntas que sin lugar a dudas nos debemos realizar todos los días! Y finalmente gracias por todo lo que hacen diariamente el monasterio por los demás es de total admiración y que siempre tengan toda la bendición de Dios, Jesús y de nuestra virgencita María.
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