Desde hace más de una década que el subsuelo de la Parroquia San Nicolás de Bari en Buenos Aires, se transforma, por unas horas a la semana, en el desierto de Arabia, la sabana africana o un barrio de migrantes latinoamericanos en el Washington de los 2000.

«Magníficat» es un espacio donde la música, el baile y la actuación se potencian y se ponen al servicio para transmitir valores, para ser misión a través del teatro musical.

Luli Krusemann, fundadora y productora de este proyecto, nos cuenta todos los detalles.

-Cómo nació Magníficat?
– El proyecto surgió a partir del interés artístico de muchos jóvenes de la parroquia. Motivados por el seminarista de ese momento, hoy sacerdote diocesano Juan Martín André, le fuimos dando forma para conectar los intereses, inquietudes y talentos artísticos de la comunidad en un proyecto al servicio de algo más.

Juan Martín nos sugirió el nombre, porque Magníficat tiene el mismo espíritu de alegría del cual brota el canto de alabanza de la Virgen María.

Magníficat tiene el mismo espíritu de alegría del cual brota el canto de alabanza de la Virgen María.

Empezamos reescribiendo la película «Cambio de hábito» para teatro, y a fines del 2010 hicimos tres funciones con 27 personas en escena. Al año siguiente teníamos 60 inscriptos y lista de espera.

Fue un crecimiento muy grande y exponencial, pero con prueba y error, observando otros proyectos artísticos, fuimos perfeccionando este espacio de teatro musical con una mirada desde la fe y los valores católicos.

-Cómo eligen las misiones de cada año?
– Desde el principio Magníficat tuvo una mirada trascendental, queríamos que nuestro arte sirviera para un fin solidario. Los primeros 5 años la misión de Magníficat coincidió con la del grupo misionero de la parroquia. Lo recaudado con las funciones se destinó a la construcción de una capilla y salones en una comunidad en Moreno.

Las misiones que sucedieron fueron surgiendo de propuestas de los sacerdotes de la parroquia, de sugerencias de los integrantes de Magníficat.

Colaboramos en la construcción de centros de día, hogares para personas en situación de abuso, drogadicción y violencia intrafamiliar, en el apoyo económico del Hogar María del Rosario.

Desde hace dos años, buscamos que la causa para la que misionamos esté, de algún modo, relacionada con la obra musical que estemos interpretando.

Porque así, tanto el equipo, como el elenco como el público puede sentirse interpelado por la historia que estamos contando en el escenario.

Este año en particular lo logramos de manera muy concreta en la misión al Servicio Jesuita a Migrantes, nos permitió interiorizarnos con la población, conocer sus necesidades e identificar que todos somos migrantes en algún punto, como los personajes de In The Heights, el musical que presentamos el 09 y 10 de noviembre en el Teatro Astral este año.

-Cómo seleccionan la obra artística de cada año?
– Es difícil, porque son muchas las condiciones que tiene que reunir una obra para que Magníficat lo pueda hacer. La primera es que tenga capacidad para un elenco de entre 45 a 50 personas en el escenario, porque nos interesa que el grupo sea numeroso.

La segunda es que sea un family show, porque tenemos en el grupo personas entre 18 a 65 años, padres que vienen con sus hijos, hermanos, primos. Es un grupo muy diverso y por eso es una responsabilidad muy grande elegir el material porque todos tienen que sentirse parte.

La tercera es que, además de tener danza, actuación y canto, tiene que ser una obra rica en valores alineados a nuestra fe cristiana, que es lo que queremos transmitir.

-Cómo trabajan la fe desde lo artístico y como comunidad?
– Tenemos un espacio semanal de espiritualidad en el que invitamos a la oración y a conectar con lo trascendental del ser humano. Los participantes de Magníficat no son todos católicos o practicantes de la fe, nos parece importante que todos se sientan contenidos y en un espacio seguro para manifestar sus preguntas y dudas de fe, su camino hoy.

Hay personas super fervorosas y otras para los que este espacio es el único semanal o en su vida en que tiene contacto con la Iglesia. Esa variedad es la riqueza del grupo.

Magníficat es transformador de la mirada

-Qué mensaje deja Magníficat a la Iglesia?
– Magníficat es transformador de la mirada. Un proyecto que le dice al Iglesia y a la sociedad que es posible ser un artista integral, al que no solo le importe el arte propio sino también sostener la persona de al lado.

Es un espacio que invita a hacer posible el arte con un objetivo común, un propósito trascendental que se logra juntos, en el arte propio y comunitario.

Es transformador de la mirada por que la amplifica: no sos sólo artista, no sos sólo misionero, no sos sólo parte de un grupo; es un combo bastante único en el que confluyen todas estas cosas con armonía.

Magníficat es un proyecto que levanta la voz para decir: es posible ser un grupo que construye un hecho artístico, que quiere comunicar valores, que lo hace por alguien más, porque creemos que esto que tenemos para contar es valioso y vale la pena.

  • Grupo Magníficat es una Asociación Civil que promueve la Fe y la solidaridad a través del arte.
    Conocé más sobre el proyecto en sus redes sociales @grupomagnificatok

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