El siglo XXI trajo medios y recursos diversos en los cuales acceder a contenido que nutre el espíritu, a aprendizajes y vivencias de otros que ayudan a cada uno a crecer en la Fe, como seguidores de Jesús. Sin embargo, las búsquedas son diversas y cuando lo que te gustaría exactamente no existe, sólo queda ser quien lo crea.
Eso les sucedió a estos tres amigos, Sol, Tere y el Colo que, tras haber participado de diferentes actividades de la parroquia en su juventud: grupo misionero, catequesis, comunidad; cada uno formó su familia y avanzó en su proyecto de vida en diferentes continentes del mundo.
A pesar de las distancias la amistad continuó y la sed por profundizar juntos en su espiritualidad, de prestar un servicio a otros para crecer en la fe, no se apagó. La pandemia los ayudó a darse cuenta de las posibilidades de la tecnología y juntos crearon un proyecto con contenido que no habían encontrado en ningún espacio de internet: el podcast «Ni plata ni oro».
En entrevista con Iglesia Millennial, Tere y Sol cuentan cómo fue que inició y se fue formando este proyecto que, a través de historias de vida y testimonios concretos, da a conocer diferentes encuentros con Jesús.

¿Qué es «Ni plata ni oro»?
Es un podcast de contenido de espiritualidad, donde conversamos con laicos, sacerdotes, religiosos, que nos comparten su testimonio y su experiencia de encuentro con Jesús y, al mismo tiempo, charlamos sobre distintos temas que nos ayudan a todos en los distintos aspectos de la espiritualidad.
Somos un poquito más grandes que los millennials, nos fuimos casando y entrando en otra realidad en la que tal vez no era tan fácil seguir participando tanto de las actividades de una parroquia, pero queríamos tener un espacio en el que seguir nutriéndonos y en el que poder ser instrumentos.
¿Cómo surgió el proyecto?
Queríamos reunirnos con un montón de gente, conocer sus historias, aprender de ellos. Mientras estamos haciendo las cosas del hogar, moviéndonos de un lado a otro, nos dimos cuenta que podíamos aprovechar esos espacios para crecer espiritualmente, en nuestra nueva realidad de ser madres o padres y de estar trabajando, aprovechar la flexibilidad que permite la tecnología de hoy.
A diferencia de otros podcast, el nuestro tiene episodios largos, porque nos gusta profundizar, nos gusta hacer las preguntas incómodas, para saber qué hicieron nuestros entrevistados cuando las cosas se ponen difíciles.
¿Cómo está conformado el equipo?
Cuando iniciamos el proyecto, éramos tres amigos con una idea y, junto con el sacerdote, el Padre Gastón de la parroquia donde crecimos, iniciamos el podcast. Más tarde se nos sumó al equipo una carmelita que entrevistamos y que reza especialmente por el podcast, sobre todo cada vez que grabamos una nueva entrevista.
Somos muy conscientes de que el que mueve el podcast es el Espíritu Santo y que las oraciones hacen que sea Dios quien nos inspire a nosotros, a los que entrevistamos y a quienes nos escuchan.
Somos muy conscientes de que el que mueve el podcast es el Espíritu Santo
¿Por qué eligieron el nombre «Ni plata ni oro»?
Hay cosas que fluyen muy rápido y fácil, pero el nombre del podcast no fue el caso. Propusimos muchos posibles nombres pero no nos cerraba ninguno, hasta que un día escuchamos una de las lecturas del día de los Hechos de los Apóstoles en la que dos de los apóstoles se encontraban a la salida del templo con una persona paralítica que les pide ayuda y ellos le dicen «no tenemos ni plata ni oro pero tenemos para darte a Jesucristo». Y pensamos que nosotros, lo que tenemos para ofrecer, no es ni plata ni oro, sino a Jesús; y lo mismo nuestros invitados que nos dan un regalo de Fe que nos ayuda a levantarnos como los apóstoles a ese paralítico.
En definitiva, en cada episodio el que está brillando es Dios, porque son todos testimonios de lo que cada uno recibió, que es a Jesús. Y al final sí somos ricos, nuestra riqueza es Dios.

¿Cómo organizan la producción del podcast?
Nos reunimos por zoom para proponer diferentes temas y entrevistados, también con las sugerencias que nos propone la gente que nos escucha. A veces requiere un trabajo de investigación y otras no, pero siempre leemos mucho sobre el tema o la vida de la personas que vamos a entrevistar. Y después la charla va por el lado que el Espíritu Santo quiera; editamos los audios porque hablamos mucho y a veces tenemos que cortar parte de la entrevista para que no sean episodios tan largos.
Como estamos todos en distintos países, a veces es un desafío reunirnos para grabar los episodios, pero nos organizamos.
Y al final sí somos ricos, nuestra riqueza es Dios
¿Qué aprendizajes les fue dejando el proyecto del podcast?
Cada entrevista es distinta, pero las vivimos como un «mini retiro», conocer la experiencia de fe de laicos y sacerdotes nos maravilla. A veces hacemos episodios donde intercambiamos los aprendizajes o lo que nos resonó de cada testimonio. Poder ver cómo cada entrevistado puede reconocer a Dios en su historia.
Al mismo tiempo, el podcast nos hizo ganar un montón de amigos, porque compartís tanto en la entrevista que se va formando una red de amistad que te nutre un montón, de nosotros con los entrevistados y de los entrevistados entre sí.
Los oyentes también nos van haciendo llegar sus experiencias a partir del podcast, y, aunque no siempre vemos los frutos, de ellos siempre aprendemos mucho.
¿Qué mensaje dejarían a los jóvenes, a los millennials?
Que disfruten de la juventud, es una etapa que a nosotros nos llenó el corazón de Jesús, eso queda con vos y te va acompañando toda tu vida; que se animen a ser ellos quienes proveen eso que les gustaría recibir de la fe; que traten de vivir siempre la fe en comunidad, ese es uno de los regalos más grandes, uno que vivimos también en el podcast: el compartir la fe, el dar y recibir, el enriquecerse unos de otros, porque necesitamos ir juntos y aprender de los demás; buscar comunidad.
- Ni plata ni oro es un podcast producido por miembros de la comunidad de la Basílica del Pilar que da a conocer testimonios de fe. Escuchalos en «Ni plata ni oro»