El misionero de la Eucaristía que evangelizó el continente digital

En 2003, el padre Eduardo Pérez Dal Lago conoció a Carlo Acutis por mail, cuando Acutis estaba investigando acerca de los milagros eucarísticos. En ese entonces se comunicó con el P. Pérez para buscar información un milagro ocurrido en Buenos Aires en 1992.

Gracias a este encuentro, el padre Eduardo conoció el amor de Carlo Acutis por la Eucaristía y su apostolado por dar a conocer los milagros eucarísticos. Iglesia Millennial quiso profundizar en esta misión de la vida de Carlo y, por medio del testimonio de este sacerdote-que puede encontrarse en su canal de YouTube-, contar cómo fue su relación con la muestra de los milagros eucarísticos.

El padre Eduardo cuenta que su contacto con Carlo ocurrió vía mail, que no recuerda si se trató de uno o dos correos, pero sí la impresión que le dejó: “Recuerdo la sensación que me quedó, como el de un joven tan extraordinario, tan jovencito porque tenía 12 años, y con tanta devoción. Yo pensé ‘este chico va a ser sacerdote’, y me equivoqué (risas), no llegó a ser sacerdote, pero ahora ha llegado a ser proclamado por la Iglesia beato”.

A los 11 años, Carlo empieza a hablar sobre la importancia que tiene la Eucaristía en su vida.

Siguiendo el testimonio, el sacerdote cuenta que desde muy pequeño Carlo ya tenía una relación muy íntima y especial con la Eucaristía: “Carlo toma la primera comunión siendo muy chico, a los 7 años, por pedido de él y le hacen una excepción porque lo ven muy preparado. Desde ese día va todos los días a misa para recibir el Cuerpo de Jesús. Trata de ir un ratito antes para prepararse y se queda un ratito después para adorar esa presencia de Jesús en su corazón. Pero a los 11 años, empieza a hablar sobre la importancia que tiene la Eucaristía en su vida. Empieza a investigar mucho sobre la Eucaristía, sobre los milagros eucarísticos. Le pide a su familia que lo lleve a lugares donde ha habido milagros eucarísticos. Por internet busca mucha información y empieza hacer esta página que le lleva dos años y medio, pero llega a terminarla para lo que era su proyecto y que luego fue agrandado con otros milagros”.

Carlo le escribió al sacerdote, que trabajaba entonces en la Conferencia Episcopal Argentina, para recabar información acerca de uno de los milagros eucarísticos más recientes hasta entonces: el milagro eucarístico ocurrido el 8 de mayo de 1992, en la parroquia Santa María, de la ciudad de Buenos Aires, para sumarla a la página web que estaba preparando.

El padre Eduardo, que fue uno de los testigos de este milagro, comparte: “En ese momento éramos cuatro sacerdotes: el párroco Juan Salvador Carlo Magno y uno de esos tres sacerdotes que colaborábamos con él era yo, que estaba recién ordenado. Yo me ordené el año en que nació Carlo. ¿Qué paso? Adentro del Sagrario había dos pedacitos de Hostia, que el párroco había guardado con agua para que se diluyeran, y se habían convertido en algo que a la vista parecía ser carne y sangre. En 1999, vino un investigador que dio los resultados en el año 2000 y determinó que se trataba de un pedazo del miocardio que estaba vivo y herido. ¡Vivo! ¡8 años después de que pasara este milagro!”.

Y continúa: “Estos resultados se los presenta al arzobispo de Buenos Aires, que entonces era Jorge Mario Bergoglio, ahora papa Francisco. Para el 8 de mayo del año 2000, el arzobispo da el permiso para que se muestre el milagro eucarístico, que se exponga y se venere”.

La información que el padre Pérez le envió, Carlo la incluye en la muestra que había armado, en la que contaba sobre 136 milagros eucarísticos que habían ocurrido a lo largo de los 2000 años de la historia de la Iglesia en todo el mundo.

Carlo vivió una gran fe eucarística. Él creía perfectamente cuando le decían “el Cuerpo de Cristo” y decía amén desde el fondo de su alma.

“Los milagros eucarísticos son oportunidades donde la Eucaristía, este pan que se transformó en la misa y que es el Cuerpo de Cristo, toma una apariencia donde se ve algún accidente distinto del pan y del vino, donde se vio carne o se vio sangre, o se vio el rosto de Jesús, o empezó a latir», explica el sacerdote.

¿Por qué llamamos milagros? «Porque no hay una causa que pueda producir ese efecto. ¿Cómo algo que puede parecer un pedazo de pan puede sangrar? ¿Quién causa esto? Lo causa Dios, que quiere llamarnos la atención de alguna manera.

«¿Por qué? Porque en las épocas donde la gente tiene mucha fe, tiene la certeza de lo que no se ve. Realmente está Jesús en la Eucaristía. Pero en las épocas donde hay poca fe, se va poco a las misas o se lo adora poco. Y quizás una persona entra en una Iglesia y va a rezar a la imagen de un santo, que en el fondo no deja de ser una imagen, y no va a donde está la lámpara encendida, donde está el Sagrario, donde está Jesús. Entonces Jesús quiere manifestarse de estas formas. Nos muestra por algún signo exterior, relacionado con la Eucaristía, ‘soy Yo, estoy Vivo, estoy Presente’. Eso es un milagro eucarístico, continúa relatando.

Carlo, siendo un muchacho de 15 años, que nació en Londres, pero que vivió siempre en Italia y que llevó una viva de santidad muy linda en su corta edad nos deja, en palabras del padre Pérez, un fruto muy interesante: “Quizás es el fruto por el cual podemos conocer muy bien su corazón, que es una muestra de los milagros eucarísticos que sucedieron en toda la historia de la Iglesia. Una síntesis de su ser: un joven que conocía la computación por donde pudo, por una parte, recabar mucha información acerca de 136 milagros eucarísticos; y, por otra parte, plasmar en la que fue en un principio una página web, para el conocimiento de las personas, el fruto de estas investigaciones que hacía reuniendo fotos, testimonios, dibujos y explicaciones. Después, eso se plasmo en una exposición de Milagros Eucarísticos, que luego de su muerte tuvo un destino inusitado, ya que esa exposición se llevó por todo el mundo”.

En tantos lugares en el mundo, estuvo esa catequesis que él pensó para que nosotros recuperemos esa conciencia de que Jesús está realmente vivo esperándonos en la Eucaristía.

“¿Por qué a Carlo le importa contarnos a nosotros los milagros eucarísticos? Porque él vivió una gran fe eucarística. Él creía perfectamente cuando le decían, ‘el Cuerpo de Cristo’ y decía ‘Amén’ desde el fondo de su alma, porque Jesús está vivo. Pero en su tiempo se da cuenta de que muchos no creen, entonces él encuentra que hay milagros eucarísticos para contarles a los demás, para que la gente se entere de que Jesús está vivo y presente en la Eucaristía”.

Luego de su muerte, fue agregada nueva información de milagros sucedidos en la Iglesia y, entonces, esas imágenes que al principio se veían solo en la página web, se convirtieron en paneles que empezaron a circular por el mundo. En Argentina hoy tenemos una muestra itinerante organizada por el grupo Misión Fátima.

Reflexionando sobre la obra de Carlo, el padre Perez comparte: “Ahora, fíjense lo que es un santo. Porque evidentemente cuando nosotros hacemos un acto, nunca sabemos todas las consecuencias que puede tener. Y cuando él quizás quería contarle un poco a los chicos de su tiempo que Jesús está realmente vivo y presente en la Eucaristía, nunca se habrá imaginado todas las consecuencias que iba a tener esto y hasta los lugares del mundo donde iba a estar expuesto: estuvo en el santuario de Lourdes, de Fátima y en tantos lugares en el mundo, estuvo esa catequesis que él pensó para que nosotros recuperemos esa conciencia de que Jesús está realmente vivo, realmente esperándonos en la Eucaristía».

  • Conocé la página de Carlo Acutis, donde podrás visitar la muestra de los milagros eucarísticos que recopiló: www.miracolieucaristici.org

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